Anidada
como un desatino,
me habla el destino,
pacato y ladino,
de un tipo que vino
y en mí, hizo nido…
Mi alma que se incendia
Mi espera que se inquieta
Mi piel que se amotina
Mi boca que delira
Mi mente que descalza
Mi voz que se desnuda
Mi amor que se desvela
Mi cuerpo que anhela…
Viajan a tu encuentro a…
Incendiarte el alma
Inquietar tu espera
Amotinar tu piel
Delirar en tu boca
Descalzarte la mente
Desnudar tu voz
Desvelar a tu amor…
Y a dejar tu cuerpo anhelante…
De más.