Mañana ayer... Placer compartido
Me dediqué a hacerte sentir...
Ha hacerte sentirme en tu piel como el aire que cada una de tus células respira sin que lo sepas.
Visibles las huellas, de mi deseo transformado en étereos besos, que dejaron en tu cuello las marcas de una pasión que la física no explica ni entiende.
Apoyé mi cabeza en tu hombro como esa insoportable levedad del ser y estar ahí sin estarlo y ví como no dejabas de acariciartelo como si pudieras sentirme contigo.
Roce tus labios tantas veces como el alma me lo permitió y ví que inquieto mordías, mojabas, tocabas los tuyos...
Esta extraña sinergia entre nosotros que parte del silencio, del callarse, de lo prohibido....
El secreto gozo de rozarte y ver que mis caricias percibidas te inquietan la vida...
Los instantes del momento se trasforman en siglos y el día en la noche...
Procuré no hacerte sentirme en cada tramo de tu piel, borrando tu imagen de mi vista y mi memoria para producir un vacío de los que generan la búsqueda de lo perdido.
Comienzo a sentir una comezón en los labios, inquietante, inquisitivo, reclamante...
Aparto la sensación de mi cabeza, me aboco a la tarea de no reflejarte la pasión de nosotros... Siento el látido de mi corazón en mis labios, siento el ardor, la urgencia, esa sed que sólo podría saciar en tus labios...
Te miro y veo la inquietud que tu boca también siente, te veo morderte, tocarte, mojarte los labios con insistencia... Y no soy yo...
Las sensaciones me invaden, empiezo a sentir el fuego dentro de mí nacer ardorosa y amorosamente. Te aparto de mi pensamiento, niego el deseo ardiente, nuestra pasión naciente en mí.
Te busco con la mirada y veo que tu inquietud te hace caminar sin rumbo, te escucho repetir el cassette del discurso equivocado, te encuentro perdido en tus cavilaciones y urgido de ansiedad...
Siento que me quemo, me quemo ardida en esta pasión que el aire transporta desde tu lugar hasta mi silla...
Debo reprimir los gemidos, los suspiros, reprimir el no cerrar los ojos para dejarme llevar por las tórridas corrientes de placer que me atraviesan, me devastan, me carcomen, me destruyen...
Te siento, me siento tuya mis ansias crecen y crecen...
El alumno supera a la maestra...
Luego, las mirada conocidas, los comentarios mundanos, la noche estrellada y la luna secreta cómplice de esta pasión son testigos de tu cándido beso en la mejilla...
Y tu/mi mirada que me dicen y te dicen que el placer es compartido.
Por cierto... Mañana es mañana...
Canción del post: "Cuidarte el alma" de Chayanne. Para escucharla o descargarla clickea AQUÍ