jueves, marzo 20, 2014

Zona de Desastre

La tormenta llegó sin avisar
una noche de invierno de mes impar,
aunque la calma siempre antecede a la tempestad
la tormenta llego para desatar,
una serie de eventos de magnitud colosal.
Un terremoto primero aconteció
una gran falla se puso en evidencia,
ampliando la brecha que siempre existió,
separando aquello que nunca tuvo coincidencia.

Un tsunami de palabras se desencadenó
destrozando lo poco que había quedado sano,
un alud de sentimientos contrariados,
me arrastró barranca abajo con dolores destajados.

El enojo brotó como lava encendida
incendiándolo todo en pos del alma herida,
avivando rencores, lacerando esperanzas,
destruyendo el equilibrio de la templanza.

Un tornado sobrevino finalmente
llevándose fragmentos de ilusiones perennes,
sentimientos agraviados, amores inmanentes,
manojos de sueños, la alegría intermitente.
Me encontré en un paraje ajeno
lejos de la brisa dulce y salada,
lejos del azul y mi playa adorada.
Me encontré en un laberíntico desierto
sin voz, sin palabras, sin nada.
Vacia. Perdida. Ensimismada.

sábado, marzo 01, 2014

Conjugación verbal


“El maestro de escuela” (1954) René Magritte

Silencio.
Eterno silencio
que puebla un espacio deshabitado.
Ausencia.
Tangible ausencia
que invade este paraje desolado.
Tiempo.
Derroche de tiempo
que prolonga la hora más oscura,
por días, meses, años y lunas.
Silencio, ausencia y tiempo
se conjugan en el pretérito pluscuamperfecto
del verbo estar,
para desentrañar lo inexplicable.

Silencio.
Profundo silencio
de no pensar, de no sentir, de no decir.
Ausencia. 
Austera ausencia
sin recuerdos, sin milagros, sin lamentos.
Tiempo.
Caprichoso tiempo
que no da tregua, que se escurre, que agoniza.
Silencio, ausencia y tiempo
se conjugan en el pretérito imperfecto
del verbo estar,
para desenmascarar el olvido.

Silencio.
Silencios que gritan rebelados
emociones que no puedo comprender.
Ausencia.
Ausencias que parten la cara
sentimientos que no se hallan en mi ser.
Tiempo.
Tiempos que marchitan los días
amores que se desvanecen con el paso del ayer.

Silencio, ausencia y tiempo
se conjugan en el pretérito perfecto simple
del verbo estar,
para desenredar los motivos,
de haberme negado
la posibilidad de estar conmigo.